Testimonio de Vida
Consagrada en la Parroquia S.
Juan Bosco de Torrent (03/02/13)
Mi nombre es Margarita. Soy Hija de Mª Auxiliadora,
salesiana, desde el 5 de agosto de 1964, y pertenezco a la comunidad Laura
Vicuña compartiendo vida y misión con otras cuatro hermanas.
Ante la invitación de D. Agustín de compartir con
vosotros mi experiencia de fe en la Vida
Consagrada , ha podido más el gozo de comunicaros mi felicidad
que la timidez, vergüenza o dificultad que tengo para expresarme en público.
Por eso leeré.
Nací en 1943 en una familia profundamente cristiana.
Por el Bautismo y la vivencia con mis padres y hermanos crecí convencida de que
Dios era un Padre (lo de Madre todavía no se decía) Bueno y Providente que
proporcionaba a nuestras vidas aquello que necesitábamos para ser felices y
buenas personas.
Según me contaron cuando empezó la edad de los “por
qué” la cosa se complicó… casi nunca hay explicación para todo, los que sois
padres lo sabéis bien. Ante cosas grandes para mí y que no comprendía el “por
qué” lo repetía varias veces ya que nada me convencía… y cuando mi padre, sobre
todo, creía que la duda quedaba resuelta yo le contestaba: “¡Pues vaya!, no hay
derecho, eso no es justo”. No os había dicho que soy una persona que
racionalizo mucho, primaria, impulsiva y contestataria. Ahí queda.
El Dios providente, y el gran sacrificio de mis
padres, nos trasladó de un pueblo rural de Almería a Valencia. Mi padre maestro
en los salesianos y yo alumna de las salesianas en la calle Sagunto. Siete años en los que por el ambiente, las
vivencias, la cercanía de las hermanas y sus invitaciones a la amistad con
Jesús hicieron de mi como una esponja abierta a lo que Jesús me iba pidiendo y
dispuesta a estrujarme para ayudar a mis compañeras. Al terminar 4º y reválida
sentía que el Señor me amaba tanto… que me quería para Él (Era la entrega de
María Goretti, pero incruenta). Pedí a mis padres hacerme salesiana y con buen
criterio me dijeron que acompañarían este deseo hasta que terminase el
Bachiller y mi decisión fuese más juiciosa y madura.
Aunque muy joven, según los criterios de madurez de
hoy, durante esos años creció en mí el
deseo de ser toda de Jesús. La misa diaria, un santo director espiritual y la
oración mantuvieron vivo el…aquí estoy Señor…
¿Dificultades?... Con 16 años, el cosquilleo de
mariposas en el estómago fue un paréntesis… Y Él pudo más, me sedujo con mayor
fuerza y terminaron las dudas…” ¿qué quieres que haga?, le pregunté”, y con 17
años marché a Barcelona para iniciar la formación. Mi padre, antes de salir de
casa y con toda la familia presente me
bendijo y entregándome una postal de la Virgen del Pilar me dijo
“si en algún momento crees que has equivocado el camino, nos envías esta postal
con el mensaje que quieras, nosotros comprenderemos que quieres volver a esta
casa que siempre será tuya. Al deshacer mi maleta la rompí.“ Ya había
experimentado que “Dios es fiel y no rompe pactos…”, si Él me había llamado… no
iba a fallarle yo.
Quizás he sido un poco larga, pero lo que he contado fue
mi caldo de cultivo, el humus donde echó raíces la felicidad con que ahora
vivo.
Siguieron unos años de estudio, de reflexión, de
oración. Conocer el carisma de D. Bosco y de María Mazzarello fue una pasada.
Dos personas diferentes pero con una característica en común: abandono total en
las manos de Dios para ser signos y expresión de su amor entre los jóvenes, los
jóvenes más pobres y abandonados… Iba tomando conciencia…Tú, Margarita, te
estás preparando para ser un canal abundante y fluido por donde llegue a la
gente la Buena Noticia …
¡Que Dios les ama, que les quiere! Era maravilloso, pero de alto riesgo… Un
ejemplo a seguir era la
Virgen María del “Hágase y del Magníficat”, la Auxiliadora … que
siempre está a mi lado.
Hace poco escuchábamos que Jesús leyó del libro de
Isaías.. “Dios me ha ungido para dar la buenaza noticia…” ¿os acordáis…? Yo me
preparaba para recoger el testigo de Jesús profesando los consejos evangélicos
y viviéndolos con radicalidad. Y este
pasaje de Isaías es vital para mí.
El día de mi Consagración, PROFESÉ “seguir a
Jesucristo, con la fuerza del Espíritu, vivir
con radicalidad las bienaventuranzas del Reino, en comunión con mis hermanas,
para participar en la misión salvífica de la Iglesia anunciando a Cristo a los jóvenes, según
el Carisma de D. Bosco y María Mazzarello. Para ello hago voto de castidad,
pobreza y obediencia…” (Parte del formulario de Profesión).
Seguir a Jesús con radicalidad no es fácil… como
cristianos lo sabéis. Si añadís los votos y como yo me definía al
principio… para mí, ni os cuento…
Casta. Mi amor es Dios, porque Él me sedujo,
me amó primero… Pero no soy sólo espíritu… Amar a mis hermanas, hacer familia,
amar a los jóvenes, a la gente, porque son personas, porque Dios está en ellos. Vivir
con ellos, amar lo que aman, reír, llorar y gozar con ellos. Podéis entender
que a lo largo de la vida las vivencias son diferentes y por eso en muchas
ocasiones he tenido que recordarme desde la oración “que Él es fiel, me sedujo
y amó primero”
Pobre. Todo lo que soy, todo lo que tengo no
es mío, es para compartirlo. He asumido, el “vado ío” (voy yo) de nuestra
primera comunidad de Mornese. Dicho que responde a una actitud de
disponibilidad, de subsidiariedad, de poner a disposición de quien me necesite
hasta el último aliento de mi vida. Tampoco es fácil. Quizás no intervenga
mucho la fe, pero sí el ver en los otros al Dios más indigente y necesitado.
Obediente. Esta es la piedra de toque… Donde los
irracionales no tropiezan dos veces, pero que a mi me hace tambalear casi
siempre. Dios me habla al espíritu, pero a la carne le hablan sus mediaciones
(Superioras, Asambleas, acontecimientos, Iglesia… y la fe es llegar el quid en
donde ambas voces están en consonancia. A veces parece imposible. Sin dejar de
ser yo, la Margarita
a la que no lograba convencer su padre, con otra Margarita que se abandona y
dice “Señor, que se haga tu voluntad. Que
con mi aceptación construya Reino.” Y esto con muchas horas de amarga
oración, sin luz, en sequedad y a veces soledad. Mi última lucha ha sido sentirme
llamada a vivir el carisma entre las privadas de libertad en Picassent y esperar más de un año para ser enviada.
Ha sido un plus más de gozo y felicidad.
Mis hermanas de comunidad aquí presentes pueden decir
que del dicho al hecho va un gran trecho… yo las comprendo porque el
seguimiento de Jesús, ser como Él, es utópico, es el ya, pero todavía no…
En estos momentos de mi vida, camino de los 70 años,
me encuentro feliz porque me he dejado amar por Dios, por vuestra acogida como
torrentina por el hecho de ser salesiana, porque en el Centro Laura Vicuña sigo
teniendo jóvenes para amar y educadores con quienes compartir tarea educativa y
evangelizadora según nuestro carisma, porque hay pastores como Agustín que dan
su vida construyendo reino, por todos vosotros que con cariño me habéis
escuchado.
Y si a D. Agustín le parece bien os emplazo a todos
para que aquí celebremos juntos, si Dios quiere, mis Bodas de Oro como
consagrada en el Instituto de las hijas de Mª Auxiliadora, el próximo año,
2014. Ese día callaré o seré más breve.
Gracias.
Hna. Margarita García,
salesiana y voluntaria del SEPVAL